El gato es un animal cazador. En la naturaleza se alimentaría de pequeñas presas acabadas de capturar y que por lo tanto ingeriría a una temperatura de 30-35ºC
El lobo, el ancestro del perro doméstico, se veía obligado a alimentarse de carroña, mientras que el gato siempre se alimentaba de presas recién cazadas. Por este motivo, los gatos detectan rápidamente un alimento en mal estado y lo rechazan. Así mismo son más delicados y sibaritas con todo lo relaciona con los sabores y texturas. Tienen un paladar muy fino.
Esto explica el motivo por el cual, siempre debemos tener el agua separada de la comida. Un gato jamás comería un cuerpo putrefacto y por lo tanto, por instinto, no bebería de un riachuelo o una charca que tuviese cerca una presa muerta. Su instinto le indica que ese agua podría estar contaminada.
Uno de los errores más comunes es poner la comida y el agua en boles contiguos. Si están uno al lado del otro, el gato solo irá a beber cuando ya esté muy sediento y teniendo en cuenta que no es un gran bebedor, y que además es propenso a la enfermedad renal (que se previene, entre otras cosas estimulando a que beba agua) debemos ser muy cuidadosos en este punto.
Ten en cuenta los siguientes tips:
- El bol destinado al agua tiene que ser de un diámetro mínimo de 15 cm
- El agua del bol ha de cambiarse a diario
- El agua siempre ha de estar hasta arriba del bol, un gato raramente beberá de un bol que no este lleno.
- Introduce en tu hogar una fuente.
- Deja que tu gato beba de los grifos y recuerda que existen adaptadores para ellos (tengo un video en IGTV sobre esto)
- Prueba a poner cubitos de hielo en su fuente o bol. El crepitar del cubito deshaciéndose, suele llamarles la atención y acabarán bebiendo.
- Si tu gato es de los que les gusta beber metiendo la patita en vaso ajeno, destina un vaso para él y deja que así lo haga.
Cuidemos de nuestros peludos y de sus riñones previniendo así enfermedades